Don Quijote de la Mancha, lectura 3, respuestas:

Elercicio 2:

Así, sin que Don Quijote se diese cuenta, ató con una cuerda las patas de Rocinante, de manera que cuando su amo  quiso avanzar, no pudo porque el caballo no se podía mover.

Don Quijote estaba desesperado, pero como el caballo no se movía, y no sospechaba lo que Sancho había hecho, dijo:

– Pues así es, Sancho, Rocinante no puede moverse, y yo tengo que esperar el alba.

– Vuestra merced  debería apearse y echarse a dormir un poco en la verde hierba, como lo hacían los caballeros andantes, para encontrarse más descansado cuando llegue  el día.

Era tal el miedo que Sancho tenía de los golpes que oía que se acercó a su amo y tomó entre sus brazos la pierna izquierda de su señor.

Don Quijote de la Mancha, ejercicio para Nivel B2, Lectura 4

 

 

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